2 de septiembre de 2009

Compartir es dar lo que nos sobra; generosidad, es dar a los demás lo mejor que tenemos.

La generosidad es la más profunda manifestación del espíritu humano. Muchas de nuestras decisiones, tal vez las más valiosas, no las toma la parte razonable de nuestro cerebro, sino la inteligencia emocional. El por qué ayudamos o no a otra persona es uno de los misterios aún no descubiertos. Así, la generosidad del ser humano, consiste en dar lo que nos falta, no lo que nos sobra. Tal es el caso de aquellos que auxilian en momentos de desgracia, ofreciendo alimento, cobijo y los pocos centavos que sin reparo alguno entregan a esas personas aún más necesitadas que ellos mismos.

Resulta curioso que la gente que menos tiene es la más generosa, además, lo hace con alegría, pues han descubierto la felicidad que encierra la acción de la generosidad. El ser humano nace bueno, más bien la sociedad nos encargamos de su deformación, si partimos del principio que todos llevamos al momento de nacer una tendencia natural hacia el bien y estamos llamados a la bondad. Hay quien ayuda a otro ser humano por lástima, la más miserable de las expresiones, pues quien lo hace se siente culpable de tener lo que el otro carece, además de ser un creyente que a través de su generosidad se va a ganar el paraíso, como si fuera el chantaje el camino a una feliz eternidad; en cambio quien ayuda por el placer que le produce lograr el bienestar y la alegría a los demás, no lo mueve ni la culpa ni el miedo sino su propia convicción.
Al líder auténtico no lo mueve ni el miedo ni la culpa, sus acciones son impulsadas por valores fundamentales, le produce una gran satisfacción el servir y dar a los demás.
Cuando se es capaz de ofrecer lo mejor de nosotros, es cuando tenemos la oportunidad de demostrar la grandeza de nuestro ser.
Dar hasta que duela es el sublime ejercicio del corazón.

--Miguel Angel Cornejo--

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