14 de diciembre de 2009

LIDERAZGO: EL GRAN RETO


El proceso de convertirse en líder es muy parecido al proceso de convertirse en un ser humano bien integrado: su carrera profesional es su propia vida. El líder de Excelencia, a diferencia de otro tipo de líderes y de seres ordinarios y mediocres, es una persona que ha aprovechado mejor cada una de sus experiencias; ha hecho de su vida un entorno pedagógico y está convencido de que el líder se hace por sí mismo más que por medios externos. Encargarse del propio aprendizaje es hacerse uno mismo responsable de su propia vida, lo cual es requisito indispensable para llegar a ser una persona bien integrada; el ideal o el impedimento están en nosotros mismos.

¿Quién enseña al león o al oso a vivir? Ellos saben por instinto cuánto necesitan para vivir y simplemente lo hacen. Así el líder debe ir aprendiendo a través de su propia experiencia lo que necesita para lograr ser un excelente líder. Así pues, aprender es simplemente cuestión de recordar lo importante y aprender de uno mismo en relación a los demás.
Tener talento de líder no nos garantiza que lograremos la Excelencia en este campo, de la misma forma en que un joven que tiene talento musical no tiene la garantía, por ese simple hecho, de que va a lograr la Excelencia. En ambos casos, hay que hacer que ese talento se desarrolle y se consolide a través del esfuerzo, la preparación y la perseverancia; en otras palabras, hay que pagar la colegiatura de la Excelencia, lo que significa que aun cuando todo el mundo tiene capacidad de liderazgo, muy pocos están dispuestos a pagar el costo para lograrlo. Para ello es necesario aprender y capitalizar experiencias propias y ajenas y también desaprender algunas cosas que uno sabe pero que son erróneas.

Claro, los líderes de Excelencia no están exentos de peligros; tal vez los corran con mayor riesgo mientras más valiosos sean sus significados. Por ejemplo, Cristo, Gandhi, Martin Luther King y Abraham Lincoln fueron asesinados casi como testimonio del peligro mortal que significa el habernos revelado que podemos ser más grandes, mejores de lo que somos.

Existen tres razones básicas que justifican la presencia de líderes en las organizaciones:

1. Son responsables de la productividad; generan la riqueza que les asegura su continuidad y desarrollo.

2. Representan la guía a seguir, son el prototipo; marcan la conducta y el estilo que todos deben seguir.

3. Mantienen la integridad corporativa, dan significado al trabajo; llenan un vacío existencial en el campo laboral, manteniendo y salvaguardando los objetivos de orden superior y los valores corporativos.

El líder debe poseer una gran visión a largo plazo, visualizando los retos y metas a lograr a corto plazo.
---Miguel Angel Cornejo----

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