1 de septiembre de 2011

Viaje a Itaca

264325_2021119641299_1043175662_2308510_1529926_n Cuando emprendas el viaje hacia Itaca,
ruega que tu camino sea largo
y rico en aventuras y descubrimientos.

No temas a lestrigones, a cíclopes o al fiero Poseidón;
no lo encontraras en tu camino
si mantienes en alto tu idea,
si tu cuerpo y alma se conservan puros.

Nunca verás a los lestrigones, ni a los cíclopes o a Poseidón,
si de tí no proviene,
si tu alma no lo imagina.

Ruega que tu camino sea largo,
que sean muchas las mañana de verano.
Cuando con placer llegues a puertos,
que descubras por primera vez.

Ancla en mercados Fenicios y compra cosas bellas;
madreperla, coral, ambar, ébano
y voluptuosos perfúmenes de todas las clases,
compra todos los aromas sensuales que puedas;
ve a las ciudades egipcias y aprende de los sabios.

Siempre ten a Itaca en tu mente,
llegar allí es tu meta, pero no apresures el viaje.

Es mejor que dure mucho,
mejor anclar cuado estes viejo,
pleno con la experiencia del viaje.

No esperes la riqueza de Itaca.
Itaca te ha dado un bello viaje,
sin ella nunca lo hubieras emprendido;
pero no tiene más que ofrecerte,
y si la encuentras pobre, no fué Itaca quien te defraudó.

Con la sabiduría ganada, con tanta experiencia,
habrás comprendido lo que las Itacas significan.

C. P. Cavafis. Antología poética.

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