El hombre no puede luchar contra su destino: El hombre nació para traicionar su destino. Dios coloca en los corazones tareas imposibles.
Todo hombre tiene derecho a dudar de su tarea a abandonarla de vez en cuando; lo único que no puede hacer es olvidarla. Quien no duda de si mismo es indigno, porque confía ciegamente en su capacidad y peca de orgullo. Bendito el que pasa por momentos de indecisión.
No es difícil reconstruir una vida. Basta tener conciencia de que continuamos con la misma fuerza que teníamos antes, y usar esto a nuestro favor. Si tienes un pasado que no te deja satisfecho, olvídalo ahora. Imagina una nueva historia para tu vida, y cree en ella. Concéntrate sólo en los momentos en que conseguístes lo que deseabas, y esta fuerza te ayudará a conseguir lo que deseas ahora.
No es difícil reconstruir una vida. Basta tener conciencia de que continuamos con la misma fuerza que teníamos antes, y usar esto a nuestro favor. Si tienes un pasado que no te deja satisfecho, olvídalo ahora. Imagina una nueva historia para tu vida, y cree en ella. Concéntrate sólo en los momentos en que conseguístes lo que deseabas, y esta fuerza te ayudará a conseguir lo que deseas ahora.
Todo ser humano en algún momento, verá una tragedia cruzar por su vida
Los valientes siempre son obstinados
Dios sonríe porque es lo que quería, que cada uno tenga en sus manos la responsabilidad de su propia vida. Al fin y al cabo uno de los mas grandes dones de lo hombres es el de decidir y escoger sus actos. Solo los grandes hombres tienen la capacidad de enfrentarlo y solo estos conocen el camino de vuelta hasta su amor, pues entendían finalmente que la tragedia no es un castigo sino un desafío. El hombre precisa escoger y no aceptar su destino.
Las tragedias nos da una oportunidad. La de reconstruir nuestras vídas
Los niños tienen la capacidad de superar rapidamente las tragedias, porque no tienen pasado, todo lo que cuenta para ellos es el momento presente, procuremos actuar como los niños.
Un guerrero es siempre consciente de aquello que vale la pena por el que luchar. No entra en combates que no les interesa, y nunca pierde su tiempo en provocaciones.
Un guerrero acepta su derrota. No lo trata como algo diferente, ni intenta transformarla en victoria Se amarga con el dolor de la perdida, sufre con la indiferencia y se desespera con la soledad. Pero después que pasa todo eso, lame sus heridas y recomienza de nuevo. Un guerrero sabe que una guerra esta compuesta por muchas batallas. Y sigue adelante.
Las tragedias ocurren. Podemos descubrir la razón, culpar a otros, o imaginar que diferentes habrían sido nuestras vidas sin ellas. Pero nada de eso tiene importancia: ya paro y listo. A partir de ahí tenemos que olvidar el miedo que nos provocan e inicar la reconstrucción. Las tragedias nos prueban de lo que somos capaces, aun en las peores circunstancias debemos de seguir adelante.
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