
En el amor no hay bien ni mal, no hay construcción ni destrucción, hay movimiento, Y el amor cambia las leyes de la naturaleza. En la contradicción el amor gana fuerza. En la confrontación y en la transformación, el amor se preserva. El amor es una fuerza salvaje. Cuando intentamos controlarlo nos destruye. Cuando intentamos aprisionarlo, nos esclaviza. Cuando intentamos entenderlo nos deja perdidos y confusos. Esta fuerza está en la tierra para darnos alegría, para acercarnos a Dios y a nuestro Prójimos: y aún así, de la manera que amamos hoy tenemos una hora de angustía por cada hora de paz.
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