No hay que llenar vacíos,
hay que habitar espacios.
Hay un capítulo de la vida llamado
desapego.
Es la cualidad que permite
establecer con las personas,
con las cosas...
y con las etapas de la vida,
una relación de autonomía,
de autenticidad.
El desapego se relaciona
con el abandono del ansia
y del deseo...
que, en la filosofía oriental,
son consideradas generadores de dolor
y sufrimiento.
No poder desapegarse de una persona,
de un hábito,
de una idea, de un objeto,
nos lleva a establecer con ellos
relaciones de posesión
o de sumisión.
Al final, no nos llevamos nada.
Quedaran solo los recuerdos...
Nada nos pertenece.
No somos duenos de nada.
El apego es una actitud
que nos deja encadenados al pasado,
mientras tanto la vida continua sucediendo.
Niñez, adolescencia, madurez, vejez.
Primavera, verano, otoño, invierno.
Amanecer, día, atardecer, noche.
Siembra, cosecha.
Nuestra existencia será más armónica
si acompañamos fisica-emocionalmen te
esos ciclos naturales.
Cuando así no ocurre,
la vida no fluye,
sus aguas se estancan.
Se pudren...
El apego a una relación, a una costumbre,
a un espacio, a una actividad,
a una idea, a una práctica,
puede llegar a ser tóxico
o disfuncional.
El apego traba nuestro andar por la vida,
cargar nuestro equipaje con lo innecesario,
nos impide escoger lo necesario.
El desapego es....el arte de aprender
a soltar.
Jorge Sinay
No hay comentarios:
Publicar un comentario